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Solo 7% de los venezolanos reciben gas directo y el resto se resigna a la llegada de la bombona

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Central Hidroeléctrica Simón Bolívar de la represa del Guri by Rafael Olivares

Francisco Olivares

Casi de la mitad del gas que se extrae en el país termina quemándose en los mechurrios de PDVSA. El país con las octavas reservas del mundo sufre la escasez de este servicio vital. Un detallado estudio de CEDICE y Ciudadanía Sin Límites explica por qué el modelo político ha impedido desarrollara la industria gasífera venezolana.

Nicolás Maduro dio la orden a sus ministros, gobernadores y alcaldes que resuelvan el problema del servicio de bombonas de gas, tras las quejas recibidas de 15 municipios a través del Sistema “1x10 del Buen Gobierno”. Les dio tres meses de plazo para que ocurriera el milagro de resolver una de las tantas deficiencias en los servicios públicos que, junto al gas, se suman a la gasolina, electricidad y agua, por mencionar los más importantes para que un país pueda funcionar con normalidad.

Desde luego que pasados 90 días del plazo no hay cambios. Un problema estructural como es el suministro de gas doméstico a la ciudadanía no puede resolverse con una orden presidencial.

Los venezolanos no requieren expresar su malestar por la ausencia de gas, así como el de otros servicios, a través de esa aplicación gubernamental ya que el padecimiento es masivo. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 4 mil 351 protestas durante el primer semestre de 2023, un promedio de 24 manifestaciones diarias. Gran parte de estas protestas están vinculadas a los malos servicios públicos, entre ellos la falta de gas doméstico en las regiones.

Cuatro millones de familias venezolanas han tenido que apelar al uso de la leña para cocinar, tras los largos períodos que padecen para recargar una bombona que es el mecanismo que utiliza 89% de la población. Es de destacar que sólo 7% de la población de Venezuela recibe gas directo en su hogar. El resto debe acudir al llenado de la bombona o a la cocina eléctrica, pero allí también se presenta limitado uso por los constantes apagones de días y horas que se registran en el país, sobre todo en el interior.

Las imágenes en las redes sociales con calles cubiertas de bombonas vacías y deterioradas a la espera del camión para la recarga y los reclamos de la gente por el retraso a los jefes del consejo comunal que controlan la distribución son cotidianos.

Un ejemplo de esa escasez lo han vivido los habitantes del barrio Sam Blas, de Petare, al este de Caracas, quienes han expresado en diversas denuncias que pueden tardar hasta dos semanas para recargar sus pequeñas bombonas. En muchos casos deben hacer grandes esfuerzos como bajar de los cerros, en donde vive gran parte de esa comunidad, con la pesada bombona hasta el centro de acopio para el llenado. Un camión las recoge y traslada a Guatire, poblado a 30 minutos de Caracas. Algunas veces el camión regresa con la carga un día después.

Han denunciado que se ha dado el caso en que han tenido que esperar hasta varios días para poder recargar y a veces no hay disponibilidad para toda la comunidad. Ello los obliga a acudir al “mercado negro” en el cual una bombona de 10 kilos, cuyo valor oficial es de 30 bolívares (poco menos de un dólar) deben pagarlo entre 5 y 10 dólares. En el interior del país se han registrado pagos por una bombona de hasta 30 dólares, según Monitor Ciudad.

Como lo señala el presidente del Centro de Difusión del Conocimiento Económico (CEDICE), Carlos Blohm, la crisis gasífera que se vive actualmente en Venezuela contrasta con las reservas enormes con las que cuenta el país y los mercados que existían, incluyendo industrias de clase mundial exportadoras de metal, gas doméstico e industrial que garantizaban bajos costos a familias y manufacturas locales.

Un trabajo de investigación publicado por CEDICE y Ciudadanía Sin Límites titulado “Energía y Dignidad” hace un exhaustivo diagnóstico de lo que ha ocurrido en los últimos años con el problema de la producción y distribución de gas y cómo siendo el país con las octavas reservas de gas más grandes del mundo, casi toda su población padece la escasez del servicio.

El drama de la bombona

Por dos vías diferentes se distribuye el gas doméstico que se consume en los hogares: el que se recibe a través de la red de tuberías, que es el gas natural o gas metano y el gas propano, distribuido en bombonas.

Antero Alvarado, autor del trabajo sobre la crisis del gas, señala que 89% de los hogares venezolanos cocinan con gas propano que es el que se distribuye en bombonas, “el más costoso e ineficiente”, según los datos que recoge Gas Energy Latin American, organización de la cual es socio principal.

Alvarado explica que democratizar el acceso al gas tendría que ser la brújula de cualquier política pública. “Venezuela tiene gas, pero no tiene una infraestructura para explotarlo y distribuirlo. Hay gas libre, pero no hay gasoductos” afirma.

El socio director de Gas Energy para Venezuela alerta que solo 7% de los hogares venezolanos cocinan con gas directo, es decir, con gas natural, este porcentaje abarca algunas zonas de Caracas, Barcelona y otros estados. La capital zuliana, Maracaibo, donde la red de gas directo es la más antigua del país, padece graves problemas de infraestructura por donde se fuga 70% del gas que circula por esas redes.

Para Alvarado el problema de Venezuela no es de reservas, sino de cómo crear condiciones favorables de negocio que permitan desarrollarlo. De nada sirve tener grandes reservas si no hay condiciones para monetizarlas.

Venezuela es el octavo país a nivel mundial con mayores reservas de gas natural. De acuerdo a un cálculo realizado por Gas Energy Latin América, tomando como base la Gaceta Oficial 41648, de fecha 5 de junio de 2019, las reservas de Venezuela, son de 195,94 billones de pies cúbicos (BPC). 80% de las reservas probadas corresponden a gas asociado al petróleo y 20% es gas libre o no asociado. Venezuela ha bajado brutalmente la producción de gas total desde 2016. De casi ocho mil millones de pies cúbicos que se producían por día hoy ha bajado a un poco más de cuatro mil quinientos millones, con cero reinyección y un mercado local de casi dos mil millones de pies cúbicos.

El gas que se pierde

Se explica en el estudio que históricamente y debido a nuestra condición de país petrolero, 80% de la producción de gas nacional está asociada a la producción de petróleo. “Si decae la producción de petróleo también baja la de propano y si no hay gas propano, no hay bombonas” indica. El principal usuario del gas en Venezuela es la misma industria petrolera, específicamente en la recuperación de crudo a través de la inyección de gas. Pero la situación ha ido cambiando y ese gas que se usaba en la industria petrolera hoy en día es quemado en mechurrios en el oriente de Venezuela básicamente.

La producción promedio total de gas natural es de 4405 Mmscfd (millones de pies cúbicos por día). De esa producción se destinaron 1705 Mmscfd al mercado interno, 107 Mmscfd a la reinyección para uso petrolero. El resto, 2593 Mmscfd se perdieron, fugaron y fueron contabilizados como merma. Esto significa que el grueso de nuestra producción de gas es desaprovechado. En la medida que se pueda recuperar ese gas que se pierde, se podrá monetizar y maximizar su valor en mercados foráneos mientras se expande la red de gas nacional que permita llevarlo a los estados andinos o regiones alejados de la red existentes.

La falta de gas propano (que se distribuye en bombonas) está vinculada a la caída de la producción petrolera, entre otras razones, por la desinversión y el consecuente deterioro de la infraestructura. Teniendo esa inmensidad de reservas, Venezuela debe importarlo, siendo la industria el principal consumidor, explicó Alvarado en una conferencia en la UCV reseñada por HUM Venezuela, la Plataforma de información humanitaria de la sociedad civil venezolana.

El consumo en el mercado interno

Históricamente el consumo de gas en Venezuela ha sido en su mayoría para reinyección. El estudio de CEDICE indica que por falta de una visión de negocios y mantenimiento, ese gas fue destinado inicialmente al mercado interno y luego, por la crisis económica, ese gas dejó de tener mercado y ahora se desecha quemándolo en los mechurrios.

La demanda de gas natural en Venezuela ha sufrido una contracción importante en los últimos tres años debido a problemas de tipo estructural en los diferentes sectores productivos. Las áreas más afectadas han sido hierro y acero, impactando la industria siderúrgica e industrial.

En el sector eléctrico, que ha sido ancla para el desarrollo de un mercado de gas, la estatal Corpoelec está incapacitada para aumentar su demanda de manera sostenida y sobre todo que sea un gran usuario con capacidad de pago por ese gas. “Es clave pensar en un nuevo esquema de negocio donde los privados puedan participar”, opina Alvarado.

“En el caso del sector industrial, tenemos empresas como el holding estatal CVG donde mucha de esa demanda se ha perdido luego de procesos de expropiación y desinversión. Recuperar esa demanda pasa por un proceso donde las empresas busquen alianzas con privados o simplemente sea privatizadas” indica.

Gas para los ciudadanos

Para sectores como el residencial se debería buscar la manera de que los privados expandan la red de gas doméstico de manera que más hogares venezolanos tengan acceso al gas directo, que en la actualidad es muy reducida. Para ello se debe otorgar permiso a las empresas para que la desarrollen. Por ejemplo, el pueblo de El Hatillo no tiene gas residencial directo, sin embargo tiene a escasos metros la red. “Una falta de visión de negocios impide expandirla a nuevos usuarios”, observa Alvarado.

El estudio señala cómo Venezuela se encuentra conectada mediante gasoductos a lo largo de la zona norte del país, infraestructura mediante la que se podría enviar gas desde el oriente hasta el occidente ya que estos atraviesan gran parte del territorio nacional para llevar el gas a las zonas industriales, comerciales y domesticas de las regiones oriente, centro, centro occidente y occidente del país.

El sistema de transporte nacional de gas está conformado por seis sistemas y cuentan con las plantas compresoras, como son las ubicadas en la región occidental (Ulé-Amuay, Interconexión Centro-Occidental (ICO) y el Transcaribeño Antonio Ricaurte) y la que puede suministrar gas a Occidente como Anaco-Barquisimeto.

Una solución para expandir la red es que PDVSA acuerde entregar esos gasoductos a empresas privadas a cambio de que ejecuten su expansión para llegar a zonas lejanas. “El rol de los privados es primordial ya que PDVSA Gas no está en capacidad de hacerlo”, precisa el estudio.

En 2010 se anunció un proyecto de PDVSA que prometía extender la red doméstica por tubería a lo largo del territorio nacional, pero nunca se llevó adelante.

La quema del gas en Venezuela

Cabe destacar que la quema de gas que ocurre en Venezuela se debe a la imposibilidad de PDVSA de rescindir de 180 mil barriles de crudo liviano que se producen en los distritos petroleros de Punta de Mata y Furrial, estado Monagas. Cerrarlos reduciría esa quema indiscriminada ya que la producción de petróleo fluye con mucho gas en superficie y al no poder manejarlo opta por enviarlo a los mechurrios o antorchas donde se quema ese gas.

Hasta la fecha el promedio de quema para 2022 es de alrededor de 1500 millones de pies cúbicos al día lo cual emite a la atmósfera 2 millones 500 mil toneladas de dióxido de carbono al mes. Aunado a este gran problema ambiental, está el ruido que generan esos quemadores impactando en las comunidades aledañas.

Para Alvarado la opción ideal sería seguir produciendo crudo y recuperar ese gas con más infraestructura, mercado y precios justos.

Tarifas de 2006

Una de las limitaciones que aborda el estudio para desarrollar la industria gasífera venezolana son los costos del servicio. Las tarifas de transporte de gas natural (metano) a través de la red de gasoductos son fijadas por el Ministerio de Petróleo. La última actualización fue realizada en el año 2006 en moneda local. La nueva infraestructura que se ha desarrollado en el país aún no tiene precios establecidos, por lo que PDVSA Gas se rige por las de hace 17 años.

En Venezuela el principal problema del negocio del gas natural es el precio expresado en una moneda que ha sufrido tres reconversiones y que ha mantenido en los últimos 40 años procesos inflacionarios que no han sido controlados adecuadamente. Hasta que las empresas no vean retorno y rentabilidad, este sector se mantendrá en la sección de responsabilidad social de las empresas petroleras.

Parte de la solución del drama del gas natural es que los usuarios finales pudieran pagar el gas a precios en dólares. Sin embargo, para que eso ocurra otros sectores como el eléctrico deberán ajustar sus tarifas a los usuarios finales; a su vez el holding estatal Corpoelec debería sufrir un proceso de reestructuración que incluya una privatización parcial o total de sus activos. Son procesos largos complejos que requieren consenso político.

“En el negocio del gas natural existe mucho por hacer, masificar el metano es el mejor proyecto que podría emprender Venezuela en materia de gas”, afirma Alvarado.

Operadoras sin libertad

Las empresas, en su mayoría privadas que contratan con PDVSA GAS deben tener la libertad de poder vender su gas a usuarios finales y acordar el precio. Hoy en día estas empresas deben entregarle la distribución a PDVSA Gas, lo que trae como consecuencia poca maniobra de venta de su gas en mejores condiciones.

El estudio de CEDICE recomienda que estas empresas tengan la libertad incluso de decidir exportar su gas. En la actualidad todo el transporte, principalmente los gasoductos, es controlado por PDVSA Gas. Esta parte del negocio requiere grandes inversiones en mantenimiento de estaciones y subestaciones. Adicionalmente se requiere expandir la red de gasoductos de alta presión, así como líneas de gasoductos dentro de los municipios para uso residencial.

Aseguran que en esta sección del negocio se pueden obtener éxitos tempranos y es clave tener reglas claras de cómo será el rol de los privados. Los privados, con garantías del Estado, constituyen la única fórmula posible de expandir la red existente.

Concluye el estudio “Energía y Dignidad” de CEDICE que contar con solidas instituciones permitirá que lleguen inversionistas y se restablezca la confianza en el sector gasífero. Una condición indispensable para hacerlo atractivo a cualquier inversionista.

Lo que dicen los usuarios

Monitor de Servicios Básicos de julio 2023

A la pregunta: ¿Cómo evaluaría la distribución de gas por bombona en su localidad empleando una escala del 1 al 100? De 2 mil 300 personas consultadas 62% lo consideran deficiente o muy ineficiente.

Servicio y suministro de gas - CEDICE
- 80% de la población requiere de suministro de gas por bombona.
- 71% de los encuestados han utilizado leña o cocinas eléctricas por la falta de un esquema de remplazo eficiente.
- 67% destaca que el problema es más grave en el interior del país en donde el tiempo entre reemplazo de bombonas dura de tres a cinco semanas.
- 65% de los encuestados ha optado por pagar tarifas extraoficiales a los llenadores para obtener preferencias en el suministro
- El parque de bombonas está obsoleto, solo 2 de cada 10 bombonas tienen nuevo diseño y tecnología.
- El tiempo de reemplazo es a discreción de los llenadores y distribuidores.
- 47% considera que la falta de inversión es la principal causa del problema.
- 35% considera que el principal problema está en el manejo de las instituciones públicas y distribuidoras de gas.

@CEDICE

@csinlimitesvzla

@anteroccs