Picture of the author
Published on

Crónicas de Bajmut - KIA K.I.A.

Authors
Masks at Middle School N3, Pripyat - Chernobyl Exclusion Zone, Ukraine - Mick De Paola

Marcos Tarre

Cuando supe que estaba allá, llamé. Su hermana me dio un número de WhatsApp.
Marqué varias veces. Un día me atendió. No se sorprendió por mi llamada.
Me dijo que quería contarme algunas cosas…
Le pregunté si podía publicarlas. Soltó una carcajada.
Carajo, para eso te las cuento…

KIA K.I.A.

-Marcos, ¿no te he contado cómo fue el primer combate en el que estuve, no?

Estaba recién llegado, a principios de abril de 2022. Nos enviaron al frente de Jarkov para frenar el ataque ruso. Una escuela en ruinas, un pueblito, Rohanskaya, o algo así… Dovud, se llamaba o se llamaba nuestro sargento ucraniano… Ahí estaban también el colombiano Jairo, un panameño de apellido Castillo y un hondureño, al que hirieron feo unas semanas después… La escuela había sido bombardeada, pero seguía en pie. En las ventanas no quedaba ni un vidrio. El piso estaba lleno de cuadernos, libros de texto, escombros, pequeños pupitres retorcidos y polvo. En una pared todavía colgaban unos delantales, en el pizarrón, algo estaba escrito en ucraniano. Quedaban algunas pinturas chamuscadas, hechas por los niños. Olía a papel quemado, sucio rancio. orines y mierda. Se notaba que habían usado algún rincón como baño. Tomamos posición en la planta baja, detrás de las ventanas rotas y las persianas colgando.

Pripyat, Oblast de Kiev, Ukraine - Romain Chollet

No sentamos a fumar y a hablar pendejadas, nerviosos. En ese entonces estábamos armados con los AKM, chalecos con cuatro cargadores y los viejos cascos Mk7 donados por los ingleses. Un gato negro y blanco se paseaba dentro del salón, entre los escombros. Tratamos de llamarlo, pero no nos hizo caso… Tú sabes cómo son los gatos. Ucrania está llena de gatos… Estuvimos casi dos horas así, parapetados detrás de las ventanas, esperando, algo más tranquilos, también fastidiados, cuando empezaron los disparos… Eran de nuestra línea de defensa. Primero tiros aislados, luego ráfagas cortas, seguidas de los estampidos de las ametralladoras pesadas. Todos nos asomamos. No vimos movimientos al frente. Sólo una camioneta blanca abandonada en la calle, con los cuatro cauchos espichados, la línea de la carretera y campos y más campos verdes y marrones. Jairo alzó los hombros… No veo a qué carajo le tiran, comentó.

Dovud se acercó gritando:
-Fuck, men, don't be cowards… Fire, shit, fire…

Jairo me miró. Del grupo de latinos yo era el que hablaba más inglés…

-¿Qué dice este jetón?
-Que no seamos cobardes y disparemos…

Jairo se asomó con prudencia. Negó con la cabeza.

-No veo un puto blanco… ¿A qué mierda le vamos a disparar? Cobarde será la madre que lo parió…

Agachado al lado nuestro, Davud pareció entender nuestras dudas. Nos gritó de nuevo:

-Shoot! Shoot like this!

Detrás del parapeto, Davud alzó los brazos sosteniendo el fusil de asalto por la ventana, sin ver y apuntar vacío un cargador completo. El estampido de la larga ráfaga nos sacudió. Sentimos el olor de los disparos, el humo y los casquillos eyectados cayendo a nuestro alrededor. Davud bajó el arma, extrajo el cargador vacío, sacó uno lleno de su chaleco y lo colocó en su AKM. Nos miró y gritó de nuevo:

-Shoot, men, shoot!

Se medio levantó y corriendo agachado, se fue hacia otro salón de clase. Jairo, Castillo, el hondureño y yo nos miramos, alzamos los hombros, casi al unísono jalamos la palanca de montar y pusimos el selector en fuego automático. Alzamos los fusiles por las ventanas, sin exponernos y presionamos los disparadores. Las ráfagas retumbaron en el aula destrozada, el estruendo, el olor, la sacudida rítmica en los brazos, transmitían cierta euforia… Pasadas esas descargas iniciales, empezamos a racionalizar… Por encima de los estampidos, Jairo comentó:

-¡Puta madre! A mí me enseñaron a disparar sobre blancos seguros… Allá en Colombia cada vez que hacíamos un disparo teníamos que hacer un informe…

Castillo hizo una corta ráfaga sin ver, bajó su fusil de asalto AKM, contestó:

-Jairo, eso es por qué eres de un puto país subdesarrollado… Aquí dicen que estamos en Europa, coño…

Nos organizamos, nos turnamos, dos llenaban cargadores con la munición 7,62 x 39 mientras otros dos disparábamos un poco más pausados… No queríamos recalentar los cañones de las armas. Nos dio por divertirnos apuntando a la camioneta blanca… Los impactos resonaban al perforar la carrocería, soltaban chispas, desprendían trozos de asfalto, levantaban polvo, algunos silbaban… Una y otra vez nos asomamos para comprobar que ningún enemigo estaba a la vista… Tampoco vimos o sentimos en ningún momento que estuvieran disparando hacia nuestra posición.

Así como empezó, el tiroteo fue amenguando hasta que cesó por completo… Terminamos de reponer munición en los cargadores. El sargento Davud regresó. Esta vez caminaba erguido, sin tantas precauciones.

-Let's go, men. Pick up your things…

De nuevo todos me miraron. Jairo preguntó: ¿Qué dice el cabrón?

-Que nos vamos…

De repente Davud señaló con el dedo hacia afuera, hacia la camioneta, una sonrisa en los labios. Nos levantamos y miramos la camioneta blanca acribillada. Conteniendo la risa, Davud preguntó:

-This truck… What model is it?

-El sargento pregunta la marca… ¿Qué marca es esa mierda de camioneta?

Todos miramos con más atención. Castillo, que se la pasaba hablando de motores y del taller mecánico de su familia en Balboa, y que decía que entendía de esas vainas, contestó:

-Es una Kia Picanto… O lo fue.

Davud soltó una enorme carcajada, señalando la camioneta.

-Kia… Kia. Killed In Action. K.I.A… Kia mertva vantazhivka.

Sin entender muy bien el humor del ucraniano nos levantamos, recogimos todo el equipo, los pertrechos y caminamos pesadamente hacia otra posición, apartando con los pies los casquillos regados por el piso sucio. El gato negro y blanco regresó a olfatear entre los escombros. Así fue nuestro primer combate.