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Si cae Putin las autocracias de Nicaragua, Cuba y Venezuela perderían a su más importante aliado

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Venezuela

Francisco Olivares

La rebelión de 25 mil hombres armados del Grupo Wagner mostró las fricciones existentes en los “clanes rusos” que manejan el poder militar y económico en Rusia. Desde Latinoamérica sus principales aliados “ponen sus barbas en remojo” ante la fractura generada por Yevgueni Prigozhin.

Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel, tres mandatarios de países latinoamericanos calificados como “autocracias”, no perdieron tiempo para manifestar su apoyo incondicional al “compañero camarada” Vladimir Putin ante la amenaza de rebelión del Grupo Wagner .

Aunque es un conflicto entre factores internos de Rusia, dado que se trata de un grupo mercenario que ha financiado Putin con recursos del Estado, y ha sido un contingente militar fundamental en su invasión a Ucrania, estos tres países, que han adquirido alta dependencia económica y militar de Rusia, presienten que cualquier amenaza o debilitamiento del poder del presidente ruso, tendría efectos directos en sus gobiernos.

Esa dependencia no ha sido sólo en compras militares y tecnología, concesiones en áreas energética y minera y mecanismos para evadir sanciones internacionales, sino que además el factor militar desempeña un rol destacado en la economía de estos países.

En esta crisis mundial de enfrentamiento entre democracias y autocracias, los intereses rusos, más allá de los económicos, tienen a estos tres países como punto geográfico fundamental en su estrategia geopolítica.

Maduro incondicional con Putin

Desde el Campo de Carabobo, al centro norte del país, en ocasión de la conmemoración del 200 aniversario de la Batalla de Carabobo, Nicolás Maduro ratificó su estrecha alianza con Vladimir Putin frente a la amenaza del Grupo Wagner, cuyo jefe, Yevgueni Prigozhin, se declaró en rebeldía y movilizó sus tropas hasta 200 kilómetros de Moscú para luego pactar y resguardarlas en Bielorrusia, cuyo jefe de Estado, Alexandr Lukashenko, es un importante aliado de Putin y un líder antioccidental.

“Quiero enviar desde el Campo de Carabobo, cuna de la libertad suramericana, todo nuestro abrazo de solidaridad de apoyo al presidente de la Federación Rusa, al compañero Vladimir Putin, que ha sabido enfrentar un intento de traición, un intento de guerra civil, y está a esta hora, a esta altura, victorioso, con Rusia en paz. Desde Venezuela todo nuestro apoyo al presidente Vladimir Putin”.

Desde Latinoamérica, Nicaragua y Cuba se unieron al coro de países, que no solo respaldan a Putin sino también a su invasión a Ucrania, en la cual, este grupo mercenario al que ahora denominan terrorista, ha jugado un rol determinante para el reclutamiento de nuevos soldados para la guerra y tomas de ciudades ucranianas.

El mensaje de solidaridad de Ortega a su homologo: “Hermano presidente, compañero y camarada Vladimir Putin: Desde esta Nicaragua valiente y luchadora, saludamos al gran pueblo ruso, a usted, a su gobierno, y a las familias de toda Rusia, en estos momentos de grandes desafíos a la gloria del carácter, la identidad, la sabiduría y las fortalezas de Rusia”.

Díaz-Canel dijo en un comunicado: “Expreso la solidaridad del pueblo y gobierno de Cuba al estimado presidente Putin y al hermano pueblo de la Federación de Rusia, ante intentos de provocar una rebelión armada en la nación. Tenemos total convicción de que prevalecerá la unidad y el orden constitucional”.

Wagner y Putin

El Grupo Wagner, creado en 2014, ha sido un importante aliado para Putin en su estrategia geopolítica regional y mundial a quienes les ha asignado importantes tareas, no solo en campañas militares sino de resguardo y apoyo a sus aliados en situaciones de conflicto.

El rol del Grupo Wagner durante la invasión a Ucrania ha generado nuevos intereses particulares de esa organización armada la cual demanda mayores exigencias, apoyo económico e injerencia en las políticas de seguridad y defensa en el gobierno ruso. Su figura central, Prigozhin, gran aliado de Putin por muchos años, fue tomando relevancia desde el frente de batalla y ganó notoriedad en sectores del pueblo ruso durante la campaña de reclutamiento de soldados realizada por él personalmente y el uso de sus redes sociales. Todo ello ha sido generador de conflictos con Putin que no se detendrá con el acuerdo de resguardar las tropas mercenarias en la vecina Bielorrusia en opinión de analistas.

La situación afecta el rumbo de la guerra contra Ucrania, divide las fuerzas militares y obliga a cambios en la cúpula militar y política del entorno de Putin. De allí que ese golpe también fue recibido por sus aliados menores en Latinoamérica, que lo ven como un líder mundial fundamental en la estrategia para mantenerse en el poder de manera indefinida en su lucha contra el imperialismo.

David Remnick, periodista, escritor estadounidense, ganador del Premio Pulitzer en 1994 por su libro de “La tumba de Lenin: Los últimos días del Imperio Soviético”, y editor de la revista “The New Yorker” desde 1998, en su artículo “La debilidad de Putin al descubierto” sobre esta rebelión, ofrece un interesante ángulo sobre el jefe del Grupo Wagner: “Desde que asumió el poder hace una generación, Putin nunca se había visto tan débil. Hace un año y medio, pensó que podría capturar Kiev en cuestión de días. Decenas de miles de bajas y varias ciudades en ruinas después, ya no podía concentrarse únicamente en su aventura en Ucrania (…) ahora se vio obligado a proteger su propia capital y poder contra miles de mercenarios de Prigozhin”.

En su artículo Remnick describe una larga conversación con el periodista Mikhail Zygar, nacido en Rusia, escritor del libro “Todos los hombres del Kremlin” (2022), cineasta, editor en jefe fundador del canal televisivo ruso Dozhd que detuvo sus operaciones luego de la invasión a Ucrania, se refugió en Europa y es columnista de “Der Spiegel” de Alemania.

Zygar destacó que “la relación entre Putin y Prigozhin se rompió durante la guerra cuando Prigozhin acudió repetidamente a las plataformas de redes sociales, en particular a la aplicación de mensajería Telegram, y, en un lenguaje profano y contundente, criticó a los líderes militares rusos por traicionar al Grupo Wagner, negándoles municiones y apoyo y, en general, estropear el esfuerzo de guerra contra Ucrania”.

Remnick refiere en su artículo que le preguntó a Zygar cuál era el aspecto más llamativo de este levantamiento, y su respuesta fue: “Putin es más débil. Tengo la sensación de que en realidad no está dirigiendo el país. Ciertamente, no de la forma en que lo hizo una vez. Todavía es presidente, pero todos los diferentes clanes —las facciones dentro del gobierno, las fuerzas armadas y, lo que es más importante, los servicios de seguridad— ahora tienen la sensación de que Rusia después de Putin está cada vez más cerca. Putin sigue vivo. Él todavía está allí en su búnker. Pero existe la sensación creciente de que es un pato cojo y que tienen que prepararse para Rusia después de Putin”.

¿Por qué se preocupa Maduro?

El auge de la llamada economía negra, que se ha incrementado en Venezuela, ha tenido su sustento en operaciones en las que no tienen control las instituciones del Estado. La corrupción denunciada por el propio gobierno de Maduro que se estima en 21 mil millones de dólares y que involucra a empresas del Estado muestran el auge de un conglomerado de alianzas que han manejado las transacciones y dinero ilegal.

La corrupción es solo uno de los factores del modelo generado desde la economía negra. La extracción de oro y otros minerales sin pasar por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el narcotráfico ha fortalecido a organizaciones criminales que manejan los negocios ilegales, que la firma Ecoanalítica estima en 25% del PIB.

Un punto clave de preocupación, no solo para el gobierno de Maduro, también para los otros gobiernos que alimentan este tipo de modelos, como el que está promoviendo Gustavo Petro en Colombia, es que el crimen organizado y los grupos armados comienzan a tener tanto poder que, como ha ocurrido en Rusia, empiezan a controlar regiones, operaciones económicas y en algunos casos logran injerencia directa en la política y en el sector militar. Además se fortalecen con grupos armados que los defienden así como a sus negocios ilegales.

En Venezuela cada vez más las bandas, ligadas al crimen organizado, se están fortaleciendo. Los estudios de especialistas hablan de más de 100 grupos armados y criminales, distribuidos en el en el Arco Minero del estado Bolívar, en Amazonas, Apure, Barinas y Zulia y en el oriente del país: Sucre y Delta Amacuro. Desde Colombia se han asentado en el país núcleos del Cartel del Golfo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC-EP y la Nueva Marquetalia, quienes constituyen poderes autónomos, aunque sus propósitos y orígenes difieren de los clanes y grupos mercenarios que operan en Rusia.

Putin y los clanes armados

Putin desde que inició su carrera política con la llegada de Boris Yeltsin al poder en 1991 mantuvo siempre sus vínculos con sus aliados de la KGB, desde donde fortaleció empresas privadas y a sus amigos incondicionales haciendo negocios con el Estado y más tarde desde la FSB, la agencia que la sustituyó.

La periodista de investigación para Washington Post y corresponsal para Financial Times en Moscú de 2007 a 2013, Catherine Belton, develó en su libro: “Los hombres de Putin” (2020), la historia oculta de su círculo cercano que hoy domina la política, defensa y economía del país, formado principalmente por ex miembros de la KGB, encabezados por Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia desde 2008.

Apoyada en documentos y testimonios, Belton relata cómo este grupo de ex agentes se apoderó de empresas privadas para repartirlas entre aliados, extendiendo su poder a Europa y Estados Unidos y cómo la KGB aprovechó el caos originado por la caída de la URSS para hacerse con el control político y económico del país, borrando los límites entre el crimen organizado y el poder político mientras silenciaba cualquier atisbo de oposición. Muchas de estas figuras alcanzaron tanto poder que se convirtieron en clanes, protegidos por sus propios grupos armados.

En el trabajo publicado por Remnick sobre su conversación con el periodista Zygar, al referirse a estos clanes asegura que, antes de que se produjera la rebelión del Grupo Wagner, había muchos rumores y teorías sobre diferentes grupos apoyando a Prigozhin. Se habla de los “siloviki” (figuras de influencias en seguridad) como Igor Sechin, director ejecutivo de Rosneft y ex viceprimer ministro y Sergey Chemezov, director ejecutivo del conglomerado de defensa estatal, Rostec.

Según Zygar: “El FSB (agencia sucesora de la KGB) y el GRU, que es el servicio de inteligencia militar de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, no son un solo clan; es una mezcla de diferentes clanes”.

Los mercenarios rusos en Venezuela

La paradoja de Venezuela y Maduro es que los servicios de inteligencia rusos han estado operando en el país y en algunas de sus misiones enviaron a un contingente del Grupo Wagner en una oportunidad según Reuters.

A comienzos de 2019 la agencia de noticias Reuters publicó una información según la cual contratistas militares privados que realizan misiones secretas para Rusia viajaron a Venezuela para colaborar con la seguridad de Maduro frente a protestas opositoras “apoyadas por Estados Unidos”, dijeron dos personas cercanas a las empresas.

Yevgeny Shabayev, líder de un grupo paramilitar con relaciones con contratistas militares rusos, citado por Reuters, estimó el número de efectivos en Venezuela de 400 aproximadamente.

Reuters aclaró que “ni el Ministerio de Defensa ruso ni el de Información venezolano respondieron a peticiones de comentarios sobre el reporte. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo: No disponemos de esa información”.

Un mes después, en marzo de 2019 circuló la información en varios medios de comunicación, sobre la llegada de dos aviones militares rusos al aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, que desató suspicacias sobre las funciones que desempeñarían. Las noticias hablaban de un centenar de militares que viajaban en ellos. Según explicaron fuentes de la Embajada de Rusia en Venezuela a la agencia de noticias oficial Sputnik las aeronaves transportaban material y funcionarios para cumplir con varios acuerdos militares entre ambos países. “No tienen nada de misteriosos”, dijeron las fuentes rusas.

Las aeronaves Ilyushin-62 y Antonov-124 transportaron alrededor de 100 soldados uniformados y 35 toneladas de mercancías, entre las que se incluyeron camiones pesados.

Interés por Latinoamérica

Las amenazas de un conflicto internacional entre autocracias y democracias está a la orden del día. En este momento la guerra en Ucrania y los movimientos bélicos que están promoviendo Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte e Irán son el foco desde donde puede escalar el conflicto al resto del mundo.

Los gobiernos “no democráticos” que se han consolidado en Latinoamérica han cobrado mayor importancia geopolítica para esos países. No sólo por los recursos energéticos y naturales, sino como territorio para bases militares y centros de robo de información de tecnología occidental.

Con el chavismo-madurismo en Venezuela, un sector económico emergente ligado al gobierno y la cúpula militar, están alineados a ese proyecto que han denominado como “mundo multipolar” que en realidad es el dominio, militar y económico que estarían encabezados por Rusia y China.

newyorker.com