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El mito de Hugo Chávez se desvanece a 11 años de su muerte
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- Francisco Olivares
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El 18 de febrero de 2013 hace 11 años los venezolanos nos enteramos a través de su cuenta de Twitter, que Hugo Chávez regresaba a Venezuela desde Cuba ya desahuciado por el cáncer que padecía. Su muerte “oficial” sería anunciada poco después, el 5 de marzo de 2013 a las 4 y 30 de la tarde.
Nadie imaginó cómo sería el rumbo del país en los siguientes años a partir de la desaparición del caudillo militar que implantó el socialismo en Venezuela y generó la más grave crisis económica y social que haya conocido Venezuela en los últimos 50 años.
La historia de “Los últimos días de Hugo Chávez” la registré en mi libro disponible en Amazon en donde se detallan los hechos ocurridos alrededor de su muerte, los efectos generados por la ausencia del líder militar y algunos insólitos episodios que ocurrieron tras bastidores.
Al cumplirse un año más de su ausencia, ofrecemos algunos aspectos reflejados en el libro. Allí analizamos las distintas hipótesis de la fecha de su muerte y ofrecimos elementos para comprender lo ocurrido a lo interno del círculo político más cercano que lo rodeaba en ese momento.
A pesar de la confianza que quería transmitir el gobierno sobre la presunta recuperación de Chávez, fue inevitable aceptar la realidad. El 21 de febrero de 2013 Ernesto Villegas, entonces ministro de Comunicación e Información, emitió el primer comunicado oficial del regreso del presidente a Venezuela. En cadena de radio y televisión informó que “la insuficiencia respiratoria del presidente Chávez persiste y su tendencia no ha sido favorable. El tratamiento médico para la enfermedad base no ha presentado efectos adversos significativos hasta el momento. Chávez se mantiene aferrado a Cristo con máxima voluntad de vida y disciplina en el tratamiento de salud”.
Pero una nueva bomba informativa fue lanzada en el mar de rumores de la opinión publica internacional. El 27 de febrero de 2013 el ex embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, aseguró que Chávez se encontraba en muerte cerebral desde el 30 de diciembre de 2012. Además aseguró que el gobierno de Venezuela "ha seguido mintiéndole a la opinión publica venezolana y del mundo sobre la salud del presidente Chávez".
Antes de su regreso al país, dos meses antes, en el Hospital Militar de Caracas se preparó toda el ala sur del piso nueve, supervisado por personal cubano, para recibir al mandatario.
El mensaje en la red social de la cuenta de Twitter de Chávez fue: “Gracias a Fidel, a Raúl y a toda Cuba, gracias a Venezuela por tanto amor”. En otro mensaje como si fuera del propio Chávez decía: “Sigo aferrado a Cristo a mis médicos y enfermeras. Hasta la victoria siempre, viviremos y venceremos”. Mensajes que han sido puestos en duda de que hayan sido escritos por él dada la gravedad de sus condiciones conocidas, más allá del círculo cercano que lo rodeaba.
El piso nueve del hospital fue acondicionado, especialmente para que Chávez fuera atendido en sus últimos días de vida, resguardado con estrictas medidas de seguridad bajo el control de los médicos cubanos y personal de seguridad que había enviado Castro. En la mitad del piso en donde está el pasillo, la otra ala, era un área que estaba reservada para altos funcionarios del gobierno, ministros y altos jefes militares. El ala destinada a Chávez estaba dotada con todos los equipos necesarios de última tecnología con capacidad para operaciones complejas. Para mayor seguridad fue necesario instalar una planta eléctrica de emergencia ya que la del hospital sólo llegaba hasta el piso 7.
El 5 de marzo de 2013, el día en que se anunció oficialmente la muerte de Chávez, alrededor de la una de tarde, el presidente encargado, Nicolás Maduro, apareció en cadena nacional a la salida de una reunión denominada: “Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”. Fue un encuentro de emergencia con la cúpula ampliada a fin de trazar una estrategia informativa, a partir de la inminente muerte del líder. Aún sin anunciar su fallecimiento, Maduro confirmó que el paciente se había agravado. Pero extrañamente sugirió que la enfermedad había sido un ataque de los “enemigos de la patria”.
Sin embargo, una extraña situación que no se conoció en los medios de comunicación ocurrió el día anterior de la muerte oficial de Chávez. El 4 de marzo se cayó el servicio eléctrico en el Hospital Militar. A pesar de que allí se encontraba instalada la planta eléctrica de emergencia, supervisada su instalación por el propio ministro de Energía Eléctrica, Héctor Navarro, esta no funcionó. Lo más extraño es que la planta no se pudo arrancar porque no encontraban la llave, que estaba bajo resguardo del personal de seguridad cubano. Para Navarro estas interrogantes quedaron sin respuesta.
El 5 de marzo Chávez no había muerto, al menos oficialmente, hasta la una o dos de la tarde. Unas horas después, al final de la tarde, en cadena oficial de radio y televisión fue anunciada oficialmente su muerte. Tras escucharse las notas del himno nacional, Maduro, con una camisa blanca a la usanza de los jefes cubanos y rodeado de algunas de las figuras de su entorno, con voz ligeramente quebrada, hizo el anuncio. “A las 4 y 25 de la tarde del martes 5 de marzo ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías”, informó quien para entonces era el vicepresidente de la República.
Maduro calificó la muerte como “una tragedia histórica”, al tiempo que llamó a desplegar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para proteger al pueblo y garantizar la paz. Asimismo resaltó que asumiría su herencia, su proyecto, junto con el apoyo y acompañamiento de todo el pueblo y pidió canalizar el dolor de los venezolanos en paz. Lo llamó: “el comandante supremo, el comandante eterno. Vamos a ser dignos herederos de un hombre gigante”.
Durante su alocución, Maduro sabía que ahora quedaba solo, como heredero único. Sería el hombre más poderoso del país, quizás habría algo de temor, incertidumbre; pero también de satisfacción ya que se había impuesto sobre los otros aspirantes; pero al mismo tiempo tal vez se preguntaba si podría con el rol de líder de la revolución.
La sentencia de muerte anunciada oficialmente lo elevaba desde ese momento a una posición que nunca imaginó desde aquellos tiempos en que conducía una buseta como chofer de plaza. Lo había logrado. Tanto esfuerzo. Desde su oficio como conductor incursionó en el mundo sindical, militó en la izquierda, recibió cursillos en Cuba y se unió a los alzados del 4 de febrero de 1992. Su carrera vertiginosa al lado de Chávez lo llevó al Congreso, a la Cancillería, a la Vicepresidencia, hasta aquel 8 de diciembre de 2012 en el que Chávez le entregó el mando. Ahora era el Presidente.
En “Los últimos días de Hugo Chávez”, publicado en noviembre de 2020, consultamos la visión que tuvo el psicoanalista Axel Capriles sobre el legado del caudillo y lo que había ocurrido en los siguientes siete años.
Para el también psicólogo la simpatía y la propaganda que se desplegó a partir de su muerte como una manera de hacerlo “eterno” como reiteraban las campañas, no fueron suficientes para construir una imagen mítica ya que no resistieron la prueba del tiempo.
“Un héroe mítico es aquel que con su vida simboliza alguna de las tareas fundamentales del proceso de individuación, uno de los procesos de la difícil tarea de desarrollo de la personalidad del ser humano, tanto en su vida individual como social. Chávez era, sin duda, un hombre simpático, dicharachero, ocurrente, hábil con su mimetismo psicopático. Pero fue también un hombre fatuo y vacío; un ser incapaz que, en términos substanciales, no aportó absolutamente nada al desarrollo de la cultura venezolana. Fue un ‘pico de oro’, un encantador de serpientes, una capacidad oratoria dispuesta a decir lo que la gente quería escuchar; pero fue un fracaso en el terreno de los hechos, nulo en transformaciones reales” explica Capriles.
“Todo aquello contra lo que se levantó y por lo que captó el fervor popular siguió allí o se agudizó: la corrupción administrativa, la desigualdad y riqueza de unos pocos, la exclusión, la carencia de expectativas. Su éxito fue un simple golpe de suerte pasajero; así como su irresponsable reparto de la abundancia petrolera en tiempos de vacas gordas sin pensar en las subsiguientes generaciones” afirma Capriles.
“Al final, nunca pensó en el país. Sólo fue una personalidad narcisista que usó el dispendio y derroche para que la gente lo amara. Es por ello que su mito no logró cuajar y poco a poco su figura se ha ido desvaneciendo. Los mitos no necesitan realidades objetivas y tangibles; pero sí necesitan hechos psíquicos, ser representaciones de sucesos del alma” indica.
“La Revolución Bolivariana, el legado de Chávez, no tuvo nada que representar, fue un discurso hueco y vacío que llevó a una dramática perdida del alma individual y colectiva. Con el tiempo, Chávez se convertirá en símbolo del antihéroe, de aquel que por llevar adelante sus proyectos narcisistas personales destruyó una sociedad entera”, reflexiona Capriles.
En estos tiempos en que tenemos un país que se ubica entre los más atrasados del mundo, con su economía destruida, sus instituciones tomadas por el poder político, los sistemas educativos y de salud en el suelo, las bandas criminales insertadas en una economía negra y más de 7 millones de venezolanos que se fueron del país, la imagen de Hugo Chávez se desvanece, sus símbolos comienzan a desaparecer.
El último estudio de opinión de la firma Datincorp, publicado el 25 de febrero, incluyó en sus encuestas una interesante pregunta sobre Hugo Chávez. Cuando se les menciona su nombre a los encuestados respondieron: 18% de los venezolanos sienten alegría, 14% tristeza y 21% ninguna emoción.
En su lugar tampoco hay líderes de relevo, no hay figuras de la revolución que alienten un cambio positivo para el país. La imagen del heredero es la de un jefe de Estado que no tiene audiencia, saluda al vacío y construye masas de seguidores que solo existen por la fuerza del amedrentamiento.
Libro: “Los últimos días de Hugo Chávez: El alucinante encubrimiento de la enfermedad y muerte del líder del socialismo del Siglo XXI”. Noviembre 2020. Disponible en Amazon.