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Narcosubmarinos en Venezuela

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Submarino unsplash Vedang Tandel

Marcos Tarre Briceño

Colombia es el principal constructor de naves de este tipo para el tráfico de drogas. Su existencia fue detectada desde hace 30 años por los cuerpos de seguridad

Un trabajo publicado el 16 de abril de 2023 en el diario El País de Madrid, señala que hace 30 años, por primera vez los registros policiales mencionaron la existencia de narcosubmarinos de fabricación artesanal para el transporte de droga en Colombia. Desde esa fecha se habrían apresado en el mundo más de 300 embarcaciones de ese tipo. En cinco años, entre 2017 y 2021 las autoridades colombianas capturaron 152 semisumergibles.

El uso de semisumergibles y sumergibles se mantiene vigente por parte de las organizaciones criminales para poder transportar grandes cantidades de cocaína, navegando a ras del agua y resultando casi imposibles de detectar por los radares.

El pasado 15 de mayo las Fuerzas Armadas de Colombia anunciaron que habían capturado al narcosubmarino “más grande” en la historia del país cuando iba rumbo a Centroamérica por el Océano Pacífico. Se trata en realidad de un “semisumergible”, una nave de 30 metros, con tres motores fuera de borda, sin capacidad para sumergirse; y en el que consiguieron tres toneladas de cocaína

En Venezuela, en 2009, en la costa del estado Delta Amacuro, fue descubierto un astillero informal en el que se construía una embarcación tipo semisumergible. En esa época, el país tenía cierta infraestructura en materia de fibra de vidrio, motores, construcción naval y ciertamente existía la capacidad para construir una embarcación de esas características. Las autoridades del momento, con Tareck El Aissami como titular de la cartera de Relaciones Interiores, no suministraron mayor información. La tarea de El Aissami era primero “neutralizar” al ahora incómodo aliado Walid Mackled y luego perseguir a todos los grupos narcotraficantes diferentes a las FARC, lo que hizo sistemáticamente, deteniendo, extraditando o eliminando a muchos jefes mafiosos locales o colombianos instalados en el país.

Trece años después, el 29 de abril de 2022 se conoce el segundo caso. Ese día el comandante del comandante del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (CEOFANB) general en jefe Domingo Hernández Lárez, publicó, en su acostumbrado medio comunicacional, un tuit informando que “en la Operación Escudo Bolivariano 2022 Vuelvan caras, FANB, en ejercicio de nuestra soberanía, captura embarcación casco rígido tipo submarino en las márgenes del río Arauca. Utilizado por los TANCOL (terroristas armados narcotraficantes colombianos) para sacar sus drogas desde Colombia a través de nuestro territorio”.

El mensaje iba acompañado de cuatro fotos. En la primera se apreciaba la nave de color gris, al borde de un río con mucha vegetación, con una lona negra cubriendo parte de su proa. Las otras tres fotos eran del interior de la nave: una gran silla negra acolchada, rodeada de cables, tuberías y aparatos, todo en gran desorden.

Unas horas después, el comandante del CEOFANB publicó en otro tuit un video de un minuto enseñando el interior del submarino, mientras que la voz de una locutora informaba que la nave tenía 6 metros de longitud y que era utilizada por los grupos terroristas armados narcotraficantes colombianos para sacar de manera subrepticia las drogas desde Colombia por los ríos Arauca y Orinoco hasta la fachada atlántica. No se informó de incautación de drogas ni detenciones. Después de esas dos publicaciones, no se supo más nada del submarino capturado ni del caso. A diferencia de lo que se acostumbra cuando se incautan instalaciones o “neutralizan” avionetas, el submario no fue dinamitado o destruido.

Colombia: principal constructor

Existe poca información sobre lo que hacen las autoridades de los diferentes países que han capturado narcosubmarinos. Colombia, principal constructor e incautador de naves de este tipo, bien sea semisumergibles o sumergibles, no precisa qué han hecho con ellos. En contraste, el narcosubmarino encontrado en Cangas de Morrazo, Galicia, España, en 2019 con 3 toneladas de cocaína, que partió de las costas de Brasil, Guyana y Surinam, y atravesó el océano Atlántico, ha sido ampliamente reseñado. Fue reflotado y transportado a puerto. Se escribieron decenas de reportajes, un libro y se está por estrenar una serie de televisión sobre ese caso.

El narcosubmarino capturado en el río Arauca a finales de abril le llamó la atención al mundialmente reconocido especialista H.I. Sutton, autor de la única guía existente sobre narcosubmarinos; y publicó, con base a las fotos y a su experiencia, una detallada descripción de la nave en su página “Covertshores”. La consideró pequeña. Tipo FSV (Fully submersible vessel), con un alcance limitado; aunque podría remolcarse la mayor parte del camino, puede tener un costo de 10 millones de dólares y consideró que posiblemente sea utilizada para el contrabando transfronterizo hacia Venezuela donde las drogas, luego por tierra, se dirigirán hacia puntos de exportación.

El narcosubmarino fue izado a una gandola, cubierto con lonas, y trasladado al Puesto de la GNB Guardia Costera en San Fernando de Apure. Después la nave fue trasladada a Caracas. El ministro de la Defensa Vladimir Padrino decidió que la embarcación fuera restaurada, pintada y actualmente es exhibida en la base militar Fuerte Tiuna en la capital. El narcosubmarino, según parece, pertenecía al colombiano Clan del Golfo y era utilizado para introducir cocaína en Venezuela haciendo cortos trayectos por las vías fluviales.

El 2 de febrero de 2023, en una ubicación sorprendente, en el río Bravo, en su confluencia con el lago de Maracaibo, es encontrado un semisumergible en construcción. Sobre este caso, también se pronunció Sutton: “…Mide 30 metros de largo, 3 de ancho, 2,5 de alto, pero la mayor parte permanecerá por debajo de la línea de flotación. Para llegar al mar, tendría que pasar por debajo del Puente General Rafael Urdaneta en Maracaibo. La inferencia es que este buque estaba destinado a operar en el Caribe. Sin embargo, su tamaño, motores gemelos y sitio de construcción abren la posibilidad de que se trate en realidad de otra embarcación transatlántica. Estos barcos ahora son muy raros en el Caribe”. La embarcación fue quemada y destruida en el sitio. El municipio Catatumbo, junto con el municipio Jesús María Semprún, fronterizo con Colombia, son áreas por excelencia del tráfico de cocaína. No existe información sobre el grupo criminal al que pertenecía.

Un mes después, el 3 de marzo, fue encontrado otro narcosumergible en el extremo opuesto del país, en el área selvática y de manglares del Delta del río Orinoco. La embarcación tiene un sorprendente parecido, por el patrón usado en la fibra de vidrio, que le da aspecto de camuflaje, con el sumergible decomisado el 29 de abril de 2022, por lo que se podría pensar que se utilizó una tecnología de construcción similar. Su ubicación en el frente Atlántico indica que podía utilizarse eficazmente para hacer llegar cocaína a los países cercanos, Guyana, Surinam, Guayana Francesa, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, al rosario de pequeñas las islas del Caribe o también hacer transbordo en alta mar. La embarcación también fue quemada y destruida en el sitio.

A pesar de su construcción artesanal, estas embarcaciones implican inversiones millonarias, por lo que se infiere la presencia de organizaciones internacionales interesadas en controlar una ruta con esas ventajas, y que no tengan acuerdos de apoyo o colaboración con el régimen de Caracas. Estas pueden ser el Cartel del Golfo colombiano, el cartel de Sinaloa o los brasileros Primer Comando de la Capital (PCC), la mafia más poderosa de Suramérica, y el Comando Vermelho (CV). Las autoridades locales no aportaron más información, como suele ser habitual.

La localización y destrucción de dos narcosubmarinos en construcción en Venezuela en lo que va del año 2023 es significativa y puede responder a la necesidad de las organizaciones criminales de sumar más rutas y medios de transporte para mover la gran producción de cocaína que Colombia está actualmente generando, aprovechando las “facilidades y recursos” que ofrece el país.