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Maduro quiere los beneficios de Occidente sin abandonar su alianza con las autocracias
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- Francisco Olivares
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Uno de los obstáculos más complejos de superar por el gobierno de Nicolás Maduro para que sean aliviadas las sanciones de Estados Unidos es su alianza con las autocracias internacionales, especialmente con Irán, el país que financia el terrorismo internacional y el principal proveedor del grupo terrorista Hamás.
Para Estados Unidos y los países europeos, el peligro venezolano no es la capacidad bélica, que en la actualidad es insignificante, sino sus vínculos geopolíticos que la ubican como un enemigo de las democracias occidentales y un territorio que ha sido utilizado por organizaciones terroristas según lo han expresado los más altos funcionarios del gobierno estadounidense y la inteligencia colombiana.
Cientos de reconocidos activistas de organizaciones terroristas del mundo islámico radical y guerrilleros han tenido vínculos en operaciones financieras con Venezuela y recibido pasaporte venezolano, según investigaciones de la Asamblea Nacional de 2015 y denuncias de funcionarios de embajadas venezolanas en naciones asiáticas como fue el caso del ex consejero de Venezuela en Iraq, Misael López, quien desde 2014 envió informes denunciando la venta ilegal de pasaportes e identidades falsas a presuntos terroristas de Hezbolá y otras organizaciones.
El establecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Venezuela podría abrir aún más las puertas del flujo de terroristas que terminan ingresando a territorio estadounidense, han señalado voceros del gobierno de Biden.
La guerra de Rusia contra Ucrania y las acciones armadas del grupo terrorista Hamás en territorio de Israel el pasado 7 de octubre han profundizado el conflicto internacional entre las alianzas autocráticas y Occidente. Gran parte de la izquierda latinoamericana se ha aliado con regímenes islámicos radicales que proponen el exterminio de las democracias.
Por la forma como ocurrió el ataque de Hamás desde la franja de Gaza, analistas señalan que fue un evento planificado que, más allá de conflictos religiosos e históricos, buscó profundizar el conflicto internacional. No fue un ataque contra objetivos militares de Israel sino contra la población civil desarmada, con asesinatos de familias enteras, toma de rehenes entre ellos mujeres y niños. Los registros de sus acciones violentas fueron grabadas y divulgadas por los mismos atacantes, para incrementar el conflicto; lo cual fue reforzado con los llamados de sus líderes a atacar a israelitas en cualquier parte del mundo y a occidentales.
La operación, que además cuenta con permanente bombardeo de artillería contra la población civil en Israel, está financiada por países como Irán y otras autocracias islámicas con armas, logística y millones de dólares. Ahora el conflicto ha escalado por los ataques y bombardeos de la organización libanesa Hezbolá contra Israel.
Los miembros de la cúpula militar y política de Hamás poseen grandes fortunas con cuentas bancarias mil millonarias, producto del financiamiento que reciben de las autocracias asiáticas; mientras su población civil ha vivido sometida, en la pobreza desde que el grupo Hamás asumió el poder de la franja en 2007.
De manera que este es un conflicto que amenaza con extenderse a todos los continentes. Es de destacar que en la condena al ataque de Hamás contra la población civil de Israel fue aprobada con 500 votos a favor, 21 en contra y 24 abstenciones.
El aliado incondicional
Desde que se instaló el gobierno chavista en Venezuela se fortalecieron las alianzas con los países que financian esas organizaciones armadas.
Mientras Nicolás Maduro busca el alivio de las sanciones financieras de Estados Unidos y de la Unión Europea, en junio de este año sostuvo un encuentro con el presidente de la República Islámica de Irán, Seyed Ebrahim Raisi, quien visitó exclusivamente a sus tres más importantes aliados en Latinoamérica: Cuba, Nicaragua y Venezuela, países en donde gobiernan regímenes autocráticos.
Raisi, quien ascendió al poder hace casi año y medio fue recibido con honores militares y en el encuentro firmaron 25 acuerdos de cooperación para afianzar lo que llaman “relaciones estratégicas ante enemigos comunes”, como lo dijo el líder iraní: “Somos amigos en tiempos difíciles”. Por su parte Maduro ratificó que “la alianza con Irán los hará invencibles” y destacó que “Irán está jugando un papel estelar como una de las potencias emergentes más importantes del mundo nuevo, y se convierte en una referencia de los pueblos que luchamos por la justicia, la igualdad y por una humanidad que sea verdaderamente humana”.
Un año antes, el 10 de junio, Maduro realizó una visita a Irán, acompañado por Cilia Flores, donde fue recibido en el Palacio Saad Abad por Raisi. Allí suscribieron una hoja de cooperación a 20 años. También sostuvo un encuentro con el líder supremo de la Revolución Islámica, Seyed Alí Jameini .
Si bien la alianza con los grupos armados colombianos fue una estrategia más abierta y ampliamente divulgada desde la jefatura de Hugo Chávez, la relación del gobierno venezolano con los grupos musulmanes ha tenido un perfil más oculto pero su influencia en el juego geopolítico internacional ha sido de mayor alcance internacional.
El Aissami: un funcionario clave
Una persona clave en la construcción de esa alianza fue el ex ministro, Tareck El Aissami. Antes de caer en desgracia y ser sacado del poder, fue investigado por cuerpos de inteligencia de Colombia y Estados Unidos desde 2003. Desde que se hizo parte del proyecto de Chávez, sus actividades fueron seguidas por cuerpos de inteligencia de esos dos países como sospechoso de organizar redes de apoyo al narcotráfico y a grupos terroristas.
El Aissami es uno de los cinco hijos que nacieron del matrimonio entre Zaidan Amin El Aissami El Musfi y May Maddah de El Aissami; una pareja de musulmanes drusos quienes provenientes del Líbano arribaron jóvenes a Venezuela asentándose en el Barrio El Carmen, El Vigía, estado Mérida, lugar en el que Tareck creció. “La influencia paterna se hizo manifiesta por medio de la inculcación de los valores musulmanes”. Así lo describe un informe de la inteligencia colombiana que data de 2013 en el que se registraron todas las operaciones financieras que construyó el alto funcionario, quien hoy, se presume, está en “resguardo” del gobierno de Maduro; pero no se conoce su condición ni lugar de detención, desde que el gobierno lo señaló de dirigir una trama de corrupción en la estatal petrolera por 23 mil millones de dólares.
El informe refiere que la formación ideológico-política de El Aissami fue influenciada por su padre, Zaidan Amin, alias “Carlos Zaidan”, autor de innumerables artículos sobre la defensa de Irak y de Saddam Hussein; así como de la Yihad islámica o guerra santa de Al Qaeda y los talibanes. Su tío, Shibli El Aissami, fue asistente del Secretario General del partido en Bagdad durante el régimen de Saddam Hussein y vicepresidente de Siria desde 1965 a 1966.
El Aissami, desde su posición como vicepresidente para el área económica, fue clave en el fortalecimiento de los vínculos con las monarquías islámicas logrando tener contactos y agenda propia con los mandatarios de Siria, Líbano, Jordania, Irán e Irak y los brazos militares de alguno de estos países por medio de los representantes de organizaciones como Hamas y Hezbolá.
Otros islámicos investigados
A mediados de 2008 el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de EE.UU. incluyó en su lista de terroristas a Ghazi Nasr Al-Din. Se trata de un venezolano libanés que se desempeñó como encargado de negocios en la embajada venezolana en Damasco, Siria y ha sido acusado de asistir a Hezbolá.
Según los investigadores, utilizó su posición como diplomático venezolano y presidente del Centro Islámico Shi'a con sede en Caracas para brindar apoyo financiero a Hezbolá. Nasr Al-Din sirvió como encargado de negocios en la embajada de Venezuela en Damasco, Siria, y posteriormente fue nombrado director de Aspectos Políticos en la de Líbano. Las autoridades federales informaron que Nasr Al-Din, era sospechoso de actuar como recaudador de fondos para Hezbolá. “Es extremadamente inquietante ver al gobierno de Venezuela emplear y proporcionar amparo a un facilitador y donante de Hezbolá”, señaló en aquel entonces Adam J. Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro (OFAC).
Según el informe, Nasr Al-Din se reunió con altos funcionarios de Hezbolá en Líbano para discutir asuntos operativos y también facilitó el viaje de los miembros de Hezbolá hacia y desde Venezuela. A fines de enero de 2006, facilitó el viaje de dos representantes de Hezbolá del Parlamento libanés a Caracas para solicitar donaciones y anunciar la apertura de un centro comunitario y una oficina patrocinados por dicha organización en Venezuela.
El banquero procesado
La Corte del Distrito Sur de Nueva York en marzo de 2020 inició un juicio contra el banquero iraní, Alí Sadr Hashemi Nejad, acusado por el gobierno estadounidense de lavado de dinero, fraude bancario y de haber ejecutado un plan financiero que violó las sanciones impuestas por EE.UU. a Irán, según reporte de la periodista venezolana de investigación, Maibort Petit, quien ha seguido el caso.
Hashemi Nejad, de 42 años, nacido en Irán, estableció fuertes vínculos con los gobiernos de Chávez y Maduro en negocios que operaron para el lavado de dinero.
El banquero fue arrestado el 19 de marzo de 2018 en el aeropuerto de Dulles, en Washington, DC. El empresario propietario de Pilatus Bank fue acusado de seis cargos de fraude bancario e intrigas para evadir las sanciones de EE.UU. contra Irán, indicó el reporte.
El caso de Hashemi Nejad fue manejado por la unidad de Terrorismo y Narcóticos Internacionales del Fiscal Federal para el Distrito Sur de Nueva York; una oficina conocida por procesar casos de terrorismo de alto perfil.
Los fiscales señalan que el empresario registró múltiples compañías en Malta, Suiza, Hong Kong, Chipre, Reino Unido y EE.UU., y en ninguno de los registros corporativos reveló su pasado iraní, a pesar de mantener un vínculo con los sectores de la banca, petróleo y construcción iraníes a través de su padre, Mohammad Sadr Hashemi Nejad, fundador del primer banco privado de Irán, EN Bank. Actualmente, su padres es presidente de Stratus Holding Group, uno de los mayores conglomerados de la construcción de viviendas y carreteras de Irán, con más de 60 filiales y más de 10 mil empleados, informó la periodista Petit.
La Corporación de Vivienda Ingeniería International Housing Company (IIHC), subsidiaria de Stratus Holding, estuvo a cargo en 2005 de la construcción de la urbanización Ciudad Socialista Fabricio Ojeda, con más de 7 mil viviendas, en el estado Zulia, del convenio binacional Irán-Venezuela, por un monto inicial de 574,1 millones de dólares de los que se habrían pagado 308,5 millones de dólares. El complejo habitacional ha sido inaugurado varias veces, con entregas parciales de unidades; pero a la fecha no se ha completado. Es el mayor urbanismo del programa Gran Misión Vivienda Venezuela. Un proyecto auspiciado por PDVSA que fue prometido para 2012.
Maduro y el Hezbolá
El ex gobernador de Aragua y ex directivo del PSUV, Rafael Isea, narró al ex corresponsal de ABC en Washington, Emili Blasco, el episodio de un encuentro al que tuvo que asistir en Damasco, en 2007, en donde fue convocado por Maduro, quien para el momento era canciller de Venezuela, con el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista libanés.
Según Isea, lo acordado en esa reunión no fue develado en el momento, pero todo indicaba que allí se acordó dar espacio a Hezbolá en Venezuela. También se cree que se establecieron mecanismos en el trasporte de armas al Líbano y acceso a pasaportes venezolanos para facilitar el desplazamiento de sus militantes. Isea ofreció los detalles de esa conversación a las autoridades de EE.UU.
El periodista Blasco cita en su libro “Bumerán Chávez” documentos examinados en su investigación en los que confirmó la celebración de una reunión el 22 de agosto de 2010 de una pequeña cumbre de dirigentes del extremismo islámico en la sede de inteligencia militar venezolana a la que asistieron mandos del Hezbolá, Hamás y otros grupos. Según cita el periodista, estaban implicados embajadores en Damasco de Venezuela, Imán Saab Saab y de Irán, Ahmad Mousavi y el número dos de la diplomacia chavista Al-Din.
En septiembre de 2013 Isea desertó de la revolución bolivariana y emigró a EE.UU. en donde se convirtió en testigo protegido de la agencia estadounidense Administración para el Control de Drogas (DEA), tras ofrecer información clasificada sobre el tráfico de drogas y lavado de dinero hacia EE.UU., por parte de altos funcionarios de Venezuela. Es de recordar que su madre y hermana el 19 de junio de 2015, fueron detenidas por los agentes del Servicio de Inteligencia Bolivariano (SEBIN) por órdenes de El Aissami para obligar a Isea a volver a Venezuela.
Los lazos históricos
En 2005 Hugo Chávez condecoró con la Orden del Libertador a Mohammad Jatamí, presidente de Irán hasta ese año; y lo llamó “un incansable luchador por las causas justas del mundo”. De inmediato se alió y apoyó los proyectos militaristas del régimen islámico, en especial el programa nuclear, expresando que tenía una opinión favorable acerca de la producción de energía nuclear promovida por el sucesor de Jatamí, de 2005 a 2013, Mahmud Ahmadineyad, quien llamó a “borrar a Israel del mapa” y se convertiría en otro gran aliado de Chávez.
Chávez sostenía entonces en su primer encuentro con el líder iraní que Venezuela estaría junto a Irán “en cualquier momento y bajo cualquier condición”. Agregando que “estamos con usted, con Irán, para siempre. Mientras que nos mantengamos unidos seremos capaces de vencer al imperialismo (EEUU)”. Ahmadineyad le correspondía señalando que: “siento que he encontrado un hermano, un compañero de trinchera luego de haberme encontrado a Chávez” (29 de julio de 2006).
En su primera visita a Venezuela en septiembre de 2006, Ahmadineyad estuvo acompañado por 70 empresarios para concretar negocios con Venezuela para lo cual crearon un fondo por 2 mil millones de dólares. “Estamos aquí para darte la bienvenida a ti, hermano Mahmud Ahmadineyad. Líder, hermano, compañero. Yo diría, incluso, gladiador de las luchas antiimperialistas. (...) Sólo un pueblo libre puede recibirte como te recibimos. (...) Cristo y Mahoma nos alumbran el camino para derrotar las amenazas del imperio”, enfatizaba Chávez. Ahmadineyad viajó a Venezuela seis veces, mientras que Chávez lo superó con 9 visitas.
Desde esa fecha, ambos gobiernos han suscrito cientos de acuerdos de cooperación en las áreas energética, petroquímica, comercial, industrial, bancaria, telecomunicaciones, transferencia de tecnología y militar. También se les otorgó la concesión de minas de oro en el estado de Bolívar y la certificación de las reservas de un bloque de la faja petrolífera del Orinoco en el estado Anzoátegui.
El dilema de Maduro y el chavismo
En un momento en que el mundo está a las puertas de una confrontación mundial en la que ambos bandos: autocracias versus democracias, poseen armas nucleares, ese es el escenario en el que se mueven las tendencias políticas en Latinoamérica.
EE.UU. no es un bloque monolítico. El alivio de sanciones tiene sus promotores internos con grupos económicos importantes que presionan por abrir los negocios petroleros con Venezuela, lo que se confronta con los intereses geopolíticos en el que juegan tanto demócratas como republicanos para mantener su hegemonía política y militar que hoy está amenazada por China y la alianza autocrática.
El chavismo en Venezuela, acosado por la crisis económica, corrupción extendida, sanciones financieras y personales, descontento de la población, ausencia de respaldo popular e investigaciones en la Corte Penal internacional, se debate entre optar por una postura de centro, al estilo de aliados como Lula Da Silva en Brasil; Gabriel Boric en Chile; Andrés López Obrador en México o insertarse abiertamente en la confrontación radical como ha hecho Cuba y Nicaragua aumentando su aislamiento, el crecimiento de la pobreza y el deterioro económico como lo sufren estos dos países aliados.
La primera opción los pone a las puertas de tener que arriesgar su permanencia en el poder y tener que competir para un regreso en el futuro como lo hizo Lula. La segunda, es seguir el camino de Cuba y Nicaragua para lo cual solo cuentan con el apoyo de la cúpula militar y los nuevos grupos económicos, alineados no por ideología sino por privilegios. En este momento estas dos posturas se confrontan dentro del chavismo-madurismo, cada una de las cuales representa la mitad del chavismo y constituyen solamente 20% de la población del país.